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04 - Lo que para ti fueron lujos para tus hijos serán necesidades.

Fausto Bermúdez

29 dic 2024

¿Qué pasará con el rancho cuando tú ya no estés?

En el corazón de cada rancho late una historia. Una historia de esfuerzo, tierra trabajada con las manos, decisiones difíciles y sueños sembrados a lo largo de generaciones. Pero esa historia puede terminar si no hacemos algo importante: enamorar a la siguiente generación del campo.
¿Qué pasará con el rancho cuando tú ya no estés?
Muchos evitan esta pregunta. Hablar de sucesión puede ser incómodo, incluso doloroso. Pero es más doloroso ver cómo un rancho que tomó décadas construir se desmorona en unos cuantos años por no haber preparado el relevo. Si el rancho no es rentable, si no es divertido, si requiere sacrificios extremos y no permite una buena calidad de vida, ¿por qué querrían tus hijos continuar con él?
Lo que fue un lujo para ti, para ellos será una necesidad. Aire acondicionado, tecnología, vacaciones, tiempo libre, acceso a educación y movilidad. Las nuevas generaciones no quieren sobrevivir; quieren vivir. Y el rancho tiene que ser un vehículo para eso, no una cárcel con zacate y vistas bonitas.
Cada generación debe aspirar a más. Si lo que tú alcanzaste fue el techo, tus hijos arrancaran desde ahí, no desde cero. Eso solo se logra cuando el rancho ha madurado de ser una simple operación ganadera a un negocio con estructura, con estrategia, con claridad financiera y organizacional.
Muchos productores aún trabajan sin saber si ganan o no, esperando a que el año termine para “ver cómo salieron”. Eso ya no es opción si se quiere un negocio que trascienda. Tus hijos no quieren una herencia llena de incertidumbre, quieren un proyecto donde su esfuerzo tenga recompensa.
La sustentabilidad no es solo ecológica: también es emocional
Hablamos mucho de sustentabilidad, pero rara vez incluimos el aspecto emocional. ¿Es sustentable un rancho que no motiva a nadie a continuarlo? ¿Qué genera estrés, pleitos familiares y desinterés en los jóvenes? La verdadera sustentabilidad es lograr que los tuyos quieran quedarse, participar, crecer en el rancho.
Y eso no se logra con discursos, se logra con resultados. Con rentabilidad. Con procesos claros. Con delegar responsabilidades. Con escuchar nuevas ideas. Con permitir que se equivoquen y aprendan, mientras tú aún puedes acompañarlos en ese camino.
¿Tu rancho puede operar sin ti?
Si la respuesta es no, tienes trabajo por hacer. Un verdadero negocio debe poder funcionar sin su dueño presente. Esa es la diferencia entre tener un empleo y tener un negocio. No capacitar por miedo a que se vayan es un error. Más miedo debería darte que se queden y no estén preparados para liderar.
Construye un manual, asigna responsabilidades, establece metas claras, define una estrategia. Y sobre todo, empieza hoy. No esperes a “cuando se acomoden las cosas”, porque nunca lo harán por sí solas.
Tu legado no son las vacas ni las tierras. Es la posibilidad de que tu familia siga unida, motivada y próspera alrededor del proyecto que tú sembraste. Y eso no sucede por accidente. Sucede con intención.
Así que hazte esta pregunta todos los días:
¿Qué estoy haciendo hoy para que esta madre funcione sin mí, y para que alguien quiera tomar las riendas cuando yo ya no esté?
Porque el verdadero éxito en el campo no se mide solo en pesos o hectáreas. Se mide en generaciones.
Tierras sanas, familias Felices y negocios rentables.
Fausto Bermudez.

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